jueves, 20 de junio de 2013

21 DE JUNIO DEL 2013

Ayer alguien me hablo de la gestión de las emociones y de las cinco emociones básicas. Ahora mismo tengo un poco de lío entre que es una emoción, que es un sentimiento, cual es el origen de cada una de ellas… imagino que en unos días cada concepto irá ocupando el lugar que le pertoca.


Yo ahora mismo no os sabría decir si hace un año sentí alegría, felicidad o euforia de lo que estoy plenamente convencida es que me sentí viva, algo jodidilla eso sí pero muy viva. 

Y aunque no me gusta demasiado esto de mirar hacia atrás a veces es necesario y por eso hoy me apetecía recordar que pasó hace un año, aquí os lo dejo. Feliz 21 de junio del 2013.


miércoles, 19 de junio de 2013

LA MIRADA DE TANIA

A veces hay personas que aparecen en tu vida en el momento adecuado. Personas que de pronto se asoman por tu ventana, pican a tu puerta de forma suave, discreta y te recuerdan porque un día empezaste a escribir Bebiendo Limonada.

Muchas gracias Tania por regalarme tu mirada y por recordarme porque me encanta escribir, gracias de corazón. 

Aquí os dejo la entrañable mirada de Tania:

 “Tengo que confesar que lo mío con Bebiendo Limonada fue amor a primera vista. Llegue a él y a ella, una friísima tarde de invierno, cuando mi cuerpo y mi alma necesitaban calor y refugio. Bebiendo limonada me cautivó,  pero sin duda la entrada “Elmundo se volvió a parar”, me abrió el pecho. Me lancé a publicar un comentario, cosa que no había hecho nunca,  necesitaba decirle a aquella mujer, en el otro lado, que yo también había sentido aquello, que hacía mía cada una de sus palabras y que era la frecuencia que yo necesitaba sintonizar. 1000  km nos separaban y ¡por dios!, que cercano sentía todo. A partir de ahí, de esa misma tarde que Yolanda me contestó, el contacto entre nosotras no ha cesado y hasta nos dimos un fuerte abrazo en la Ciudad Condal. Una relación que me enriquece y con la que me quedo porque estoy feliz al lado de los que suman.

Cuando me diagnosticaron cáncer de mama, tenía 37 años, un marido estupendo y dos hijos maravillosos. Una vida perfecta. Hoy, 10 meses después tengo 38 años, el mismo marido que realmente ha demostrado ser estupendo y dos hijos maravillosos que han aprendido que mamá es fuerte y que los dramas son parte de la literatura, no de la vida real. Tener cáncer es terrible, es un horror, pero no es un drama, más que nada porque el drama es un género que no me va para vivir. Yo soy Tania, no Melibea. A mi me va la comedia, a ella la tragicomedia. Yo prescindo de lo trágico y ella se recrea.

Esa es la idea, la esencia de la vida, una vida de calidad,  la que me he propuesto vivir, porque ya sabemos que hay muchas formas de vivirla o de no vivirla, según se mire. Esto fue lo que atrapó del blog, de Bebiendo Limonada, la ausencia de dramatismo y ese canto a la vida, esa vida a la que necesitaba agarrarme con uñas y dientes este verano, otoño e invierno  pasados. Ahí estaba Yolanda, para decirme que sí, que me atreviera, que se podía después del cáncer. Así que no puedo dejar de agradecerte, guapa, tu generosidad por compartir, tus palabras de ánimo, tu disposición para ayudar, tu calidez y cercanía...por representar lo que tanto necesitaba y eso tiene un  valor al que nadie puede ponerle precio.

Siempre me ha gustado escribir, me resulta más fácil expresar con el lápiz que de forma oral. No me confundo si digo que Bebiendo Limonada, fue el empujón que necesitaba para abrir mi blog y contar para todos lo que solo contaba para mi. Así nace Tan dulcemente, un sencillísimo blog donde escribo del cáncer y de mucho más, desde una visión optimista, esperanzadora y positiva, de lucha, de abrazo, de aceptación y de sonrisa.


¿Y qué más puedo añadir…? Ah sí!! que la limonada me encanta!!”


Repito, muchas gracias!!


lunes, 10 de junio de 2013

CREES QUE NO VAS A PODER PERO PUEDES

Ayer me encontré con ella. Nos conocimos hace unos meses de una forma totalmente casual. Nos juntamos unos cuantos colegas para comer, una de esas ocasiones en las que se apuntan amigos de otros amigos, colegas de otros colegas y de pronto aunque no recuerdas que estáis celebrando estás compartiendo mesa con un montón de personas que parece que conozcas de toda la vida.

Ella es una de esas personas que es la amiga de otra amiga. Podríamos no haber coincidido jamás pero no fue así.

Compartimos una larga sobremesa, mantuvimos una agradable charla, nos hicimos alguna confidencia y brindamos varias veces por lo que estaba por venir.

Cuando terminó la velada nos despedimos teniendo la certeza de que no sabíamos cómo ni cuándo pero que de un modo o de otro volveríamos a coincidir. Demasiadas coincidencias.

Hace unas semanas perdió a su marido. Fue algo rápido, desgarrador, inesperado. Un instante devastador que cambió su vida por completo. Él se desplomó, cayó al suelo y ya no volvió a levantarse.

Se fue sin poder despedirse, sin poder mirarla por última vez, sin poder decirle que lo sentía. Que sentía no poder seguir a su lado. Que sentía no poder acompañarla al festival de final de curso. Que sentía no poder cumplir con la parte del trato en lo referente de ver crecer a su hija. Que sentía verla llorar. Que sentía causarle tanto dolor.

Ayer volvimos a coincidir, no llevaba nada preparado, dejé que las emociones tomaran el mando. Cuando nos encontramos no nos dijimos nada tan sólo nos fundimos en un abrazo.

Un abrazo cálido, intenso. Un abrazo íntimo, reparador. Un abrazo entre dos personas que fueron obligadas a bajar a los infiernos. Dos personas que vieron como de pronto sus mundos se descomponían en diminutos pedazos. Dos personas a las que arrancaron de sus idílicas zonas de confort en una décima de segundo. Dos personas que han aprendido un nuevo idioma, una nueva manera de comunicarse.

Sólo alcancé a decirle “Crees que no vas a poder pero puedes” ella me contestó entre lágrimas “Así es, aunque a veces me gustaría no poder”                                                                    

Nos miramos a los ojos, las dos sabíamos de lo que estábamos hablando