Tengo un chico al que adoro, tengo dos princesas que me
tienen el corazón robado, tengo un perro que es un santo, tengo una madre que
es un ejemplo de fortaleza, tengo el DVD de mi película preferida, tengo libros
para dar y vender, tengo una furgoneta con la que descubro nuevos paisajes,
tengo buenas amigas (no tengo demasiadas sino las justas), tengo un montón de
proyectos por realizar, tengo cantidad de metas conseguidas, tengo que aumentar
mi autoestima, tengo millones de fotos de sonrisas, tengo muebles restaurados
por todos los rincones de mi casa, tengo un poco de mala leche (no tengo
demasiada sino la justa), tengo muchas ganas de aprender cosas nuevas, tengo
debilidad por el chocolate negro, tengo millones de recetas de pasteles, tengo
un montón de pañuelos apuntito de jubilarse, tengo la esperanza de que haya dos
sin tres, tengo la certeza que vamos por buen camino, tengo que practicar el no,
tengo velas de colores, tengo que mejorar mi comunicación emocional, tengo que
aprender a morderme la lengua más a menudo, tengo una hada madrina que me coge
fuerte y me fríe almendras, tengo un montón de tupers esperando ser devueltos a
sus dueños. También tengo dos hermanos de los que hoy voy a hablaros.
Hoy me apetece hablar de mis hermanos. Tengo una hermana
y un hermano. Cuando yo nací mi hermana estaba a punto de cumplir 14 años y mi
hermano tenía 12. No hace falta que os detalle que al parecer mi madre necesitó
unas cuantas semanas para asimilar que a sus 42 años y con un par de hijos adolescentes
iba a volver a experimentar las delicias de la maternidad. Vamos, que mi
llegada al mundo no podemos decir que fuera algo planeado, más bien podemos
afirmar que fui algo inesperado, un pequeño imprevisto. No me avergüenza
reconocer que no fui una hija buscada porque eso no quiere decir que no haya
sido una hija muy querida, una nieta muy mimada y una hermana muy consentida.
En casa de mi madre, a pesar de haber cumplido mis
flamantes 37 años, yo soy la nena, y mis hermanos son la tata y el tete. No sé
si seré capaz de describiros la cara que puso mi chico la primera vez que me
oyó despedirme de mi madre después de una larga conversación telefónica. “Mama,
que tal?(hablamos un rato y antes de colgar) ¿y qué sabes de la tata? (me lo
explica) ¿has hablado con el tete? (me lo cuenta) vale, te llamo mañana".
Yo creo que mi chico no daba crédito, los adjetivos que más se aproximan a su
estado serían ojiplático, patidifuso, sorprendido y flipado.
Los terapeutas sistémicos afirman que los hermanos que
nacen con una diferencia de edad de más de 6 años se consideran hijos únicos
porque no comparten experiencias vitales con sus hermanos. Es posible que
tengan razón. Mi infancia y la de mis hermanos no tienen nada que ver, eso es
evidente. Mis hermanos vivieron la emigración de mis padres a Suiza (Un franco,
14 pesetas, película que me acerca a esa
experiencia), disfrutaron de mis abuelos maternos durante muchos años y
vivieron una realidad muy distinta a la mía.
Nunca me he caracterizado por gozar de una gran memoria y
tras el tratamiento de quimioterapia ya ni te cuento, pero estos días he estado
repasando algunos de los recuerdos que tengo de mis hermanos y algunas de las
percepciones que tengo sobre ellos. Este es el resultado:
Mi hermana estaba loquita por Bertin Osborne, creo que
incluso llegó a ir a algún concierto (eran otros tiempos). Mi hermano tenía
mogollón de canicas. La mejor amiga de mi hermana se llamaba MariClaire (bueno
aun se llama) tenía el pelo rizado y la nariz puntiaguda, cuando mi hermana la
invitaba a nuestra casa yo le hacía la vida imposible (las nenas durante
nuestra infancia acostumbramos a ser un poco repelentillas, no vamos a negarlo).
El mejor amigo de mi hermano era el Moliner, era alto y delgado. Mi hermano me
subía las escaleras de casa subida en su hombro mientras gritaba “tengo un saco
de patatas”. Con mi hermana jugaba a inventarnos canciones, cada una cantaba
una estrofa inventada y aunque yo me lo curraba mogollón a ella siempre le
salía una estrofa mejor que la mía. Mi hermano a sus 17 años me bajaba al parque
para darme el yogur. Mi hermana cuando me llevaba al cole para que me diera prisa me decía que su jefe
la esperaba con un látigo en la puerta por si llegaba tarde (yo todavía no he
utilizado esta estrategia con mis princesas pero no lo descarto). Mi hermano
hizo la mili en Cartagena y un fin de semana de permiso me vino a buscar al
cole vestido con el traje verde. Según fuentes fidedignas mi hermana era muy
buena estudiante. Mi hermano sólo aprobaba gimnasia y religión (eran otros
tiempos). Mi hermana dormía en la litera de arriba, yo en la de abajo y la
despertaba varias veces durante la noche para pedirle un vaso de agua o un vaso
de leche. Mi hermano se quedó blanco el día que me dieron un golpe en el
columpio y me salió sangre. Parece ser que cuando me llevó a casa tuvieron que atenderlo
primero a él porque estaba en estado de shock. Mi hermana nació en Barcelona. Mi hermano nació en Suiza. A mi hermana le
pirra el cava. Mi hermano disfruta saboreando un buen vino. Mi hermana no se
pinta las uñas de los pies. Mi hermano colecciona las películas de Walt Disney.
Mi hermana tiene los ojos marrones. Mi hermano tiene los ojos verdes. A mi
hermana le encantan los pies de cerdo. Mi hermano se vuelve majareta con el
arroz con garbanzos de mi madre. Mi hermana tiene un lunar con forma de bellota
en la parte trasera del muslo (espero que no sea fruto de un antojo de mi
madre). Mi hermano me regaló el perfume de Chanel número 5 cuando cumplí 18
años. Mi hermana parece sensata. Mi hermano se sigue poniendo nervioso la
víspera de Reyes Magos esperando su ansiado fuerte de Comansi. Parece ser que
mi hermana es más Ferrer que Polo. Mi hermano es claramente más Polo que
Ferrer.
Mi hermana es imprescindible en mi vida. Mi hermano es
vital para mí y aunque los sistémicos pueden tener parte de razón yo me niego a
sentirme hija única.
Tengo la certeza que mi hermana siempre dormirá en la
litera de arriba por si necesito un vaso de leche templada en mitad de la noche. Tengo la seguridad que, si se lo pido, mi hermano me subiría las escaleras encima de su
hombro mientras grita “tengo un saco de patatas”
Aquí os presento a la tata y el tete:
Y cerramos con Bertín dando las buenas noches (definitivamente eran otros tiempos):
ainnnssss que bonito!!! se me caen las lagrimillas, precioso Yolanda!!!!!!! a mi la vida no me ha dado el regalo de los hermanos, yo si soy hija unica!pero lo que si me regaló son hermanos de la vida tan valiosos como los hermanos, por que los he escogido yo! Un abrazooooo
ResponderEliminarMuchas gracias por estar siempre cerca, besos
EliminarQue bonitos recuerdos, gracias por compartirlos. Me has puesto nostálgica... aaains, con la de veces que discuto yo con mi hermana y luego lo que me ha ayudado siempre...
ResponderEliminarbesitos guapa!!
Niña!! es que este año estoy haciendo una limpieza de alma que estoy alucinando, un beso bien gordo
EliminarMi hermana??? El mejor regalo que me ha dado la vida...y le llevo 8!!! Gracias por tan sentida nota. María Belén Díaz
ResponderEliminarHola Yolanda!!!Cuantos dias sin pasar por aqui...Espero que tus vacaciones esten siendo geniales,yo las mias justamente las empiezo hoy!!
ResponderEliminarQue bonito escribes,que cosas tan lindas tienes...pero sin duda lo mejor la teta y el tete,yo tengo tres tetes,por circunstancias de la vida,no vivimos en la misma ciudad...pero son muy importantes para mi!!!Millones de besos de colores!!!
Que bonito!!! yo tengo un hermano tres años menor y lo quiero un huever!!! ( como me lo dice el) je je
ResponderEliminarA veces me encanta recordar los momentos que pasábamos de pequeños, me reconforta mucho!!!
Besitos guapa!!
Precioso tu relato sobre tus hermanos,estoy segura de q saben la maravillosa hermana pequeña q tienen!! yo tengo dos hermanos mas pequeños q yo,con uno de ellos me llevo 12, en un tiempo me llamaba mama... no te digo mas!jajaja Besos guapa!!
ResponderEliminarque bonito Yolanda!!!! me ha hecho recordar muchas cosas de mis hermanas sobre todo. Nosotros somos 5 contándome a mi y los adoro.
ResponderEliminarSobre todo las chicas, nosotras, que somos 3 somos una piña pero siempre pendientes de los pequeños chicos de la familia.
Gracias por tu relato. Te mereces mil besazos.
MariCruz.
buena reflexion para hacernos recordar lo que tenemos....yo 2 hermanos y 3 hermanas...una de ellas melliza conmigo...la tengo lejos pero gracias a internet me dice todos los dias si he conjuntado bien la ropa a mi hijo...me alegro de que te sientas tan querida porque es lo que haras tu con los que te rodean...un saludo
ResponderEliminarMariaJe
Yo tampoco comparto en esa hipótesis de los sistémicos! Me he sentido muy identificada pues yo también he vivido una infancia similiar. Mis hermanos son junto a mis padres mis pilares fundamentales. Aunque si es cierto que siempre seré la pequeña y la más consentida a día de hoy comparto muchas cosas con ellos y jamás me he sentido hija única. Muy orgullos tienen que estar de ti tus hermanos por ser una tía valiente y una auténtica vencedora! te quiero.
ResponderEliminarCarmen.
Precioooos!!!
ResponderEliminarPerque no hi ha res com els germans!
Llorando de nuevo. Por todo, ya sabes. Un beso a los hermanos de esta gran mujer, y un guiño a Hermi, no por nada, es que a ella la conozco mas y he tenido la oportunidad de compartir momentos, y cava!!!
ResponderEliminar¿tata y tete?, chica qué cosas más raras. Yo sólo tengo un hermano, el Chache, desde que nació 12 meses después que yo hasta la fecha, eso sí, dudo bastante de que él se acuerde de a qué fecha estamos. Compartimos experiencias y no podemos ser más distintos, el era el "jevi" (con "j" que son los malos malotes), yo "la pija", supongo que porque me pintaba las uñas de los pies y sienpre me han gustado los chicos que "huelen a limpitos". Yo soy la mayor, la que se ganaba las broncas en casa, él el ojito derecho de mamá, yo el de papá. Como anécdota te contaré que este año (como muchos otros) tuve que llamarle yo para que me felicitara por mi cumpleaños y ya a punto de colgar me preguntó que cuantos años cumplía, ¿te lo puedes creer?, él es así, el chache, el de siempre.
ResponderEliminarPor cierto, de morderte la lengua nada que de la quina que se traga duele el estómago.
Besos
Lou
Precioso tu relato. Que gran regalo los hermanos! Pensar en ellos siempre evoca tiempos felices, y cuando llegan momentos duros ellos siempre estan ahí.
ResponderEliminarUn regalo, sin duda.
Saludos
Lourdes