El año pasado los Díaz Ferrer no tuvimos unas navidades
mágicas. No fueron días llenos de luz y de color. Lo intentamos, eso sí, pero
estábamos en pleno proceso “de reconstrucción".
Hacía escasas semanas que había terminado mi tratamiento
y de pronto las emociones, esas grandes olvidadas, hicieron acto de presencia.
Yo me había preparado para perder mi melena, para que me
chamuscaran la teta derecha, para no reconocerme en el espejo, para soportar el
hormigueo de las manos. Pero no me preparé para que mi vida no volviera a ser
la misma.
A lo largo de
todos los meses que duró mi tratamiento creía, llamadme ilusa, que el día que
terminara todo yo recuperaría mi vida en el mismo punto que estaba antes de ese
4 de enero del 2012. Evidentemente, no fue así.
Por eso las navidades pasadas no fueron las mejores. Estaba
en plena crisis, intentaba sonreír, estar pletórica por la victoria, celebrar
mi éxito pero era incapaz porque estaba elaborando el duelo de mi anterior yo.
Este año, sí, estas navidades sí que molan. Porque este año nos lo hemos currado. Este año los
Díaz Ferrer estamos pletóricos. Si el año 2012 fue un año de grandes
reflexiones, 2013 ha sido un año de “aposentamiento”, de un gran crecimiento personal.
Este año sí que ha marcado un punto de inflexión en
nuestra vida porque nos hemos dado cuenta que no necesitábamos retomar nuestra
vida en ningún punto, porque nuestra vida nunca se paralizó simplemente nos
obligaron a tomar un desvío.
Los Díaz Ferrer os deseamos unas muy felices fiestas y un
maravilloso año 2014 y SALUD, MUCHA SALUD PARA TODOS!!!