Hoy tengo el placer de compartir con todos vosotros una
mirada muy especial, es una mirada de alguien con quien he compartido grandes
momentos, alguien que entró en mi vida lentamente sin hacer ruido, por
casualidad o no?, una persona que va a seguir estando pase lo que pase y le
pese a quien le pese.
La podría presentar de muchas maneras pero me apetecía
escribirle un cuento. A mi me encantan los cuentos porque son historias
entretenidas que transmiten valores, los cuentos permanecen a pesar del paso de
los años, habitualmente terminan con los protagonistas felices comiendo
perdices y porque realmente la nuestra es una historia tan bonita que parece
sacada de un cuento.
Espero que os guste a todos en general y a la “Sesi” en
particular, vamos allá:
“Hace muchos muchos años en un reino junto al mar coincidieron
dos bellas doncellas, aparentemente muy distintas la una de la otra. Mientras
la primera lucía una larga y lisa melena del color de los rayos del sol (ayy!
pinchazo en el corazón) la otra se distinguía por sus rizos color púrpura, la
primera no alcanzaba el metro sesenta de estatura mientras que la segunda tenía
una medida considerable, la primera se enfrentaba a la vida con la escopeta
siempre cargada por si necesitaba hacer uso de su lengua viperina, la segunda
no concebía la posibilidad que algunas personas carecieran de bondad.
Un día el jefe de la corte las hizo llamar y les
encomendó una entrañable misión, debían
proporcionar el máximo bienestar a los viejecillos y viejecillas del lugar para
que pudieran permanecer en sus domicilios junto a sus familias el máximo tiempo
posible. Para cumplir dicha función se ayudaron de un batallón de eficaces trabajadoras
y llamaron a otras damas del reino para compartir esta emocionante misión.
Damas que hasta la fecha siempre se habían mostrado agradables y gentiles ante
las bellas doncellas.
Las semanas fueron pasando y las doncellas fueron descubriendo
que no sólo coincidían en su extremada belleza sino también en su manera de
entender la vida, por ese motivo cada vez pasaban más tiempo juntas, reían,
hablaban, compartían secretos y así poco a poco entre ellas fue brotando una
bonita y sincera amistad.
A medida que su amistad se consolidaba fueron observando
con curiosidad un extraño fenómeno que se propagó por el reino, algunas de las
gentiles y agradables damas con las que compartían tareas fueron mutando hasta
convertirse en seres abominables y monstruosos.
Cada una de ellas mutó de un modo distinto, a una de
ellas le salió una espesa y oscura barba que intentaba afeitar al llegar a su
morada para ocultarla ante los demás pero era ver a las dos doncellas reír y
disfrutar de su amistad y la barba empezaba a crecer y crecer, a otra una noche
por arte de magia le crecieron los pechos de una forma tan desmesurada que
acabó saliéndole una prominente joroba y necesitó hacer uso de un bastón para
poder desplazarse y una tercera empezó a
sacar un humo fétido cada vez que abría la boca y pronunciaba una palabra.
El virus se manifestaba de diferente modo en función de
la persona afectada pero había un rasgo común en todas ellas. Todas ellas cambiaban
el color de su epidermis. Sus pieles se fueron tornando de un tono verdoso pero
no un verde esmeralda o un verde aceituna, sino más bien un verde envidia, pero envidia en letras
mayúsculas, para que me entendáis.
Las dos doncellas ante tal fenómeno intentaron socorrer a
las damas y corrieron a buscar ayuda. Visitaron al jefe de la corte, a la hechicera
del bosque y al presunto sabio que vivía en palacio pero no hubo manera no
encontraron solución posible ante tal fenómeno, las glándulas biliares habían
segregado tanto líquido verdoso en sus hígados que ya nada se pudo hacer por aquellas
damas.
Ante la incompetencia del jefe de la corte y la pasividad
de los demás habitantes del reino las bellas doncellas decidieron que la vida
era demasiado corta como para malgastarla junto a seres abominables y líderes
incompetentes y decidieron empezar una nueva etapa lejos de aquel reino.
Una
mañana de invierno se levantaron al alba se prepararon unos bocatas para el
camino, recogieron sus pertenencias y se mudaron de reino y recordaron que
la libertad era otro de los valores que compartían”
Y ahora sin más dilación tengo el enorme placer de
presentaros la mirada de Celia, realmente os daréis cuenta que valió la pena…
“En mi vida hay personas que han marcado un antes y un
después. Yolanda es una de ellas. Llegó para abrir una brecha en un discurso
que yo tenía demasiado bien aprendido.Es mi amiga malcriada (porque la malcrío
yo). Muchos no lo entendieron, ni lo entienden hoy. No importa, nosotras sí.
Navidades. Entré un su casa. Hola, hola, frio,
calor….”tinc un tumor…..al pit….. dolent…."(tengo un tumor…..en el pecho…malo) imagino que
mi cara quedó entre el asombro y el dolor, me miró airada, como hace siempre
que va a resoplar y me dijo: “Que? Jo que sé…Com es diuen aquestes coses?" (Qué? Yo que sé…Como se dicen
estas cosas?) Reímos. Soltamos tensión. La ironía nos ha ayudado mucho en
los malos momentos. Ese es uno de nuestros puntos de encuentro. Muchos tampoco
lo entienden. No importa, nosotras sí.
A los dos días ya fue oficial el cáncer, la operación,
la quimio….”No ploris, eh?" (No llores, eh?) Colgué el teléfono, y lloré . Lo siento Yoli, si no
lloro me ahogo, ya lo sabes. No lloré de pena, lloré de impotencia. Pasé esos
días desesperada pensando en lo que podía hacer. Hacer, para ayudar, para
controlar, para luchar….Y de repente un día, cuando dejé de mirarme a mi ombligo
y la miré a ella, me di cuenta de que fluía, de que no necesitaba que yo
hiciera nada. Porque yo, aunque me pese, no podía hacer nada. Era un tema de
ser y estar, no de hacer. Qué gran lección del 2012, de la vida y de Yolanda.
Y así fue como dejé de pensar en el 2012 como el año
en que mi mejor amiga iba a tener un cáncer.
A pesar de todo, como ella me conoce, mucho, y cuando
digo mucho quiero decir mucho, de vez en cuando me envía a por globos, o me
pide que la acompañe al médico….para que yo haga algo, porque sabe que haciendo
me siento bien. Muchos tampoco lo entienden. No importa, nosotras sí.
Y cuando me preguntan por ella siempre contesto, “muy
bien”, y algunos me miran raro, “pero como
va estar bien si tiene cáncer?”,
y en ese instante me siento afortunada de estar viviendo la enfermedad a
través de los ojos de Yolanda y no de los de esas personas, y después concluyo
en mis adentros…. es que tú no conoces a los Díaz-Ferrer.
Y así está siendo mi 2012, el año en que mi mejor
amiga se inventó todo este festival para conseguir un regalo que hace tiempo
que le rondaba por la cabeza……... Muchos tampoco lo entienden. No importa,
nosotras sí.”
No sé a vosotros pero a mi me ha encantado, para esta entrada he
escogido una canción que bailamos juntas una noche en el Guirigall en uno de nuestros fines
de semana en Lles de Cerdanya, a mi no me gusta mucho, pero no importa a ella
sí.