lunes, 23 de diciembre de 2013

ESTAS NAVIDADES SÍ QUE MOLAN

El año pasado los Díaz Ferrer no tuvimos unas navidades mágicas. No fueron días llenos de luz y de color. Lo intentamos, eso sí, pero estábamos en pleno proceso “de reconstrucción".

Hacía escasas semanas que había terminado mi tratamiento y de pronto las emociones, esas grandes olvidadas, hicieron acto de presencia.

Yo me había preparado para perder mi melena, para que me chamuscaran la teta derecha, para no reconocerme en el espejo, para soportar el hormigueo de las manos. Pero no me preparé para que mi vida no volviera a ser la misma.

 A lo largo de todos los meses que duró mi tratamiento creía, llamadme ilusa, que el día que terminara todo yo recuperaría mi vida en el mismo punto que estaba antes de ese 4 de enero del 2012. Evidentemente, no fue así.

Por eso las navidades pasadas no fueron las mejores. Estaba en plena crisis, intentaba sonreír, estar pletórica por la victoria, celebrar mi éxito pero era incapaz porque estaba elaborando el duelo de mi anterior yo.

Este año, sí, estas navidades sí que molan. Porque este año nos lo hemos currado. Este año los Díaz Ferrer estamos pletóricos. Si el año 2012 fue un año de grandes reflexiones, 2013 ha sido un año de “aposentamiento”,  de un gran crecimiento personal.

Este año sí que ha marcado un punto de inflexión en nuestra vida porque nos hemos dado cuenta que no necesitábamos retomar nuestra vida en ningún punto, porque nuestra vida nunca se paralizó simplemente nos obligaron a tomar un desvío.


Los Díaz Ferrer os deseamos unas muy felices fiestas y un maravilloso año 2014 y SALUD, MUCHA SALUD PARA TODOS!!!













lunes, 16 de diciembre de 2013

CON DOS MESES DE RETRASO

El pasado 19 de octubre, con motivo del día contra el cáncer de mama tuve la oportunidad de colaborar escribiendo un artículo para un periódico local. Para mí fue un gran honor poder contribuir en ese día compartiendo mi experiencia.

Con un par de meses de retraso aquí os lo dejo y es que no me cansaré de repetir que la vida después de superar un cáncer es maravillosa y aunque me encantaría que los días tuvieran 36 horas, de momento, siguen teniendo sólo 24.

19 de octubre del 2013

"Hace unos días, mientras preparaba la cena, escuché una conversación entre Lucía y mi marido. Lucía le preguntaba “Papa, quant temps fa d’aquesta fotografia?”, mientras señalaba una foto que tenemos en el comedor de casa. En ella se nos puede ver disfrutando de un suculento arroz con garbanzos especialidad de la casa, uno de esos platos por los que vendería mi alma al diablo si fuera necesario.
En esa época acababa de nacer Paula, nuestra segunda hija. Mi marido y yo habíamos organizado una comida familiar para celebrar que éramos felices, que nuestro proyecto de futuro se estaba materializando, que teníamos toda una vida por delante y un sinfín de proyectos por iniciar. Una fotografía que condensa toda esa emoción y que transmite la felicidad que sentíamos en esos momentos.
Mi marido contestó a su pregunta “Dos anys”
¡¡Aluciné!! Sólo han pasado dos años des de que se tomó esa fotografía y tengo la sensación de que ha pasado una década.
 Cuando el 4 de enero de 2012, un día después de mi 37 cumpleaños, me diagnosticaron cáncer de mama, mi mundo se paralizó. Inevitablemente, una noticia de este calibre marca un punto de inflexión en la vida de cualquier persona.
 No me voy a andar por las ramas, no es mi estilo. Un diagnóstico de cáncer es una verdadera putada. Soy consciente de que no estoy siendo políticamente correcta, pero si algo he aprendido durante estos dos años es a llamar a las cosas por su nombre.
 Nadie está preparado para recibir una noticia como ésta. Te puedes preparar para cambiar de trabajo, para presentarte a unas oposiciones o incluso puedes ser tan ingenua como para intentar prepararte para ser buena madre, pero jamás estás preparada para tener cáncer.
 Nadie está preparado para que llegue ese día en el que de pronto, tu mundo se paraliza y tu estómago se contrae. Ese instante que mueve los cimientos de todo aquello que llevas años construyendo. Ese minuto en el que eres consciente de que no eres inmune y que eres pequeña, muy pequeña, más pequeña de lo que imaginabas.
 Nunca me ha gustado dar consejos, posiblemente porque tampoco me gusta seguirlos, pero si algo he aprendido también en estos meses, es que la vida no es lo que nos sucede, sino cómo lo vivimos.
 Dejar de buscar el porqué, centrarnos en el cómo vamos a combatirlo, formar parte activa del tratamiento con una actitud positiva, asumir que vamos a tener que enfrentarnos a una quimioterapia, saber pedir ayuda a nuestra familia y amigos, contactar con asociaciones como Oncolliga, que lleva años trabajando para atender a personas enfermas de cáncer y a sus familiares. Debemos adelantarnos a los acontecimientos, aceptar que vamos a quedarnos calvas, comprarnos pañuelos de colores, pintarnos nuestra mejor sonrisa cada mañana, beber litros y litros de té verde, salir a la calle con la cabeza bien alta, repetirnos cada día que somos fuertes y que vamos a poder, vivir esta experiencia con la máxima naturalidad, no dejar al margen a nuestros hijos y acompañarlos de la mejor manera posible para que saquen el máximo partido de esta experiencia.  Ponernos música a  todo volumen y cantar a pleno pulmón, bailar, aprender a escucharnos, incorporar la cúrcuma en nuestro recetario, evitar los pensamientos negativos y eliminar de nuestras vidas a las personas tóxicas.  No olvidar que en unos meses todo habrá terminado y que esta etapa es un simple capítulo en nuestras vidas, que la vida seguirá y que saldremos de ésta, que en unos meses seremos más fuertes, más guapas y más valientes. Cuidar nuestras emociones, compartir nuestros miedos, permitirnos el lujo de llorar, permitirnos el lujo de reír a carcajada limpia y repetirnos una y mil veces que la vida no es esperar a que la tormenta pase sino aprender a bailar bajo la lluvia.
Estas han sido algunas de las armas que utilicé en mi particular lucha contra el cáncer. Éstas y mi blog http://bebiendolimonada.blogspot.com.es. 

“Bebiendo limonada” nace de una enorme necesidad de compartir aquello por lo que estaba pasando y de entender lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

A las pocas semanas de mi diagnóstico, una mañana, mientras aguardaba en la sala de espera del cirujano que me iba a operar, me invadió una enorme necesidad de escribir. Sin más, abrí mi bolso y saqué mi recién estrenada agenda del 2012. Abrí por una hoja cualquiera y empecé a escribir. Así de simple. Hacía tiempo que tenía en la cabeza la idea de empezar a escribir un blog pero nunca encontraba ni el momento ni el tema sobre el que centrarlo. Ese día en la sala de espera las piezas empezaron a encajar y la idea de publicar un blog tomó sentido.

“Bebiendo limonada” es algo más que un blog. Es mi diario de a bordo, mi cuaderno de viaje. Un diario en el que he ido relatando sentimientos, sensaciones, reflexiones y emociones que he ido sintiendo a lo largo de estos meses. Un blog que me ha dado la oportunidad de abrirme al mundo y ponerme en contacto con otras personas que han pasado por una situación parecida a la mía.

 “Bebiendo limonada” es mi pequeña aportación para mostrar al mundo como afronté un cáncer de mama".