lunes, 23 de diciembre de 2013

ESTAS NAVIDADES SÍ QUE MOLAN

El año pasado los Díaz Ferrer no tuvimos unas navidades mágicas. No fueron días llenos de luz y de color. Lo intentamos, eso sí, pero estábamos en pleno proceso “de reconstrucción".

Hacía escasas semanas que había terminado mi tratamiento y de pronto las emociones, esas grandes olvidadas, hicieron acto de presencia.

Yo me había preparado para perder mi melena, para que me chamuscaran la teta derecha, para no reconocerme en el espejo, para soportar el hormigueo de las manos. Pero no me preparé para que mi vida no volviera a ser la misma.

 A lo largo de todos los meses que duró mi tratamiento creía, llamadme ilusa, que el día que terminara todo yo recuperaría mi vida en el mismo punto que estaba antes de ese 4 de enero del 2012. Evidentemente, no fue así.

Por eso las navidades pasadas no fueron las mejores. Estaba en plena crisis, intentaba sonreír, estar pletórica por la victoria, celebrar mi éxito pero era incapaz porque estaba elaborando el duelo de mi anterior yo.

Este año, sí, estas navidades sí que molan. Porque este año nos lo hemos currado. Este año los Díaz Ferrer estamos pletóricos. Si el año 2012 fue un año de grandes reflexiones, 2013 ha sido un año de “aposentamiento”,  de un gran crecimiento personal.

Este año sí que ha marcado un punto de inflexión en nuestra vida porque nos hemos dado cuenta que no necesitábamos retomar nuestra vida en ningún punto, porque nuestra vida nunca se paralizó simplemente nos obligaron a tomar un desvío.


Los Díaz Ferrer os deseamos unas muy felices fiestas y un maravilloso año 2014 y SALUD, MUCHA SALUD PARA TODOS!!!













lunes, 16 de diciembre de 2013

CON DOS MESES DE RETRASO

El pasado 19 de octubre, con motivo del día contra el cáncer de mama tuve la oportunidad de colaborar escribiendo un artículo para un periódico local. Para mí fue un gran honor poder contribuir en ese día compartiendo mi experiencia.

Con un par de meses de retraso aquí os lo dejo y es que no me cansaré de repetir que la vida después de superar un cáncer es maravillosa y aunque me encantaría que los días tuvieran 36 horas, de momento, siguen teniendo sólo 24.

19 de octubre del 2013

"Hace unos días, mientras preparaba la cena, escuché una conversación entre Lucía y mi marido. Lucía le preguntaba “Papa, quant temps fa d’aquesta fotografia?”, mientras señalaba una foto que tenemos en el comedor de casa. En ella se nos puede ver disfrutando de un suculento arroz con garbanzos especialidad de la casa, uno de esos platos por los que vendería mi alma al diablo si fuera necesario.
En esa época acababa de nacer Paula, nuestra segunda hija. Mi marido y yo habíamos organizado una comida familiar para celebrar que éramos felices, que nuestro proyecto de futuro se estaba materializando, que teníamos toda una vida por delante y un sinfín de proyectos por iniciar. Una fotografía que condensa toda esa emoción y que transmite la felicidad que sentíamos en esos momentos.
Mi marido contestó a su pregunta “Dos anys”
¡¡Aluciné!! Sólo han pasado dos años des de que se tomó esa fotografía y tengo la sensación de que ha pasado una década.
 Cuando el 4 de enero de 2012, un día después de mi 37 cumpleaños, me diagnosticaron cáncer de mama, mi mundo se paralizó. Inevitablemente, una noticia de este calibre marca un punto de inflexión en la vida de cualquier persona.
 No me voy a andar por las ramas, no es mi estilo. Un diagnóstico de cáncer es una verdadera putada. Soy consciente de que no estoy siendo políticamente correcta, pero si algo he aprendido durante estos dos años es a llamar a las cosas por su nombre.
 Nadie está preparado para recibir una noticia como ésta. Te puedes preparar para cambiar de trabajo, para presentarte a unas oposiciones o incluso puedes ser tan ingenua como para intentar prepararte para ser buena madre, pero jamás estás preparada para tener cáncer.
 Nadie está preparado para que llegue ese día en el que de pronto, tu mundo se paraliza y tu estómago se contrae. Ese instante que mueve los cimientos de todo aquello que llevas años construyendo. Ese minuto en el que eres consciente de que no eres inmune y que eres pequeña, muy pequeña, más pequeña de lo que imaginabas.
 Nunca me ha gustado dar consejos, posiblemente porque tampoco me gusta seguirlos, pero si algo he aprendido también en estos meses, es que la vida no es lo que nos sucede, sino cómo lo vivimos.
 Dejar de buscar el porqué, centrarnos en el cómo vamos a combatirlo, formar parte activa del tratamiento con una actitud positiva, asumir que vamos a tener que enfrentarnos a una quimioterapia, saber pedir ayuda a nuestra familia y amigos, contactar con asociaciones como Oncolliga, que lleva años trabajando para atender a personas enfermas de cáncer y a sus familiares. Debemos adelantarnos a los acontecimientos, aceptar que vamos a quedarnos calvas, comprarnos pañuelos de colores, pintarnos nuestra mejor sonrisa cada mañana, beber litros y litros de té verde, salir a la calle con la cabeza bien alta, repetirnos cada día que somos fuertes y que vamos a poder, vivir esta experiencia con la máxima naturalidad, no dejar al margen a nuestros hijos y acompañarlos de la mejor manera posible para que saquen el máximo partido de esta experiencia.  Ponernos música a  todo volumen y cantar a pleno pulmón, bailar, aprender a escucharnos, incorporar la cúrcuma en nuestro recetario, evitar los pensamientos negativos y eliminar de nuestras vidas a las personas tóxicas.  No olvidar que en unos meses todo habrá terminado y que esta etapa es un simple capítulo en nuestras vidas, que la vida seguirá y que saldremos de ésta, que en unos meses seremos más fuertes, más guapas y más valientes. Cuidar nuestras emociones, compartir nuestros miedos, permitirnos el lujo de llorar, permitirnos el lujo de reír a carcajada limpia y repetirnos una y mil veces que la vida no es esperar a que la tormenta pase sino aprender a bailar bajo la lluvia.
Estas han sido algunas de las armas que utilicé en mi particular lucha contra el cáncer. Éstas y mi blog http://bebiendolimonada.blogspot.com.es. 

“Bebiendo limonada” nace de una enorme necesidad de compartir aquello por lo que estaba pasando y de entender lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

A las pocas semanas de mi diagnóstico, una mañana, mientras aguardaba en la sala de espera del cirujano que me iba a operar, me invadió una enorme necesidad de escribir. Sin más, abrí mi bolso y saqué mi recién estrenada agenda del 2012. Abrí por una hoja cualquiera y empecé a escribir. Así de simple. Hacía tiempo que tenía en la cabeza la idea de empezar a escribir un blog pero nunca encontraba ni el momento ni el tema sobre el que centrarlo. Ese día en la sala de espera las piezas empezaron a encajar y la idea de publicar un blog tomó sentido.

“Bebiendo limonada” es algo más que un blog. Es mi diario de a bordo, mi cuaderno de viaje. Un diario en el que he ido relatando sentimientos, sensaciones, reflexiones y emociones que he ido sintiendo a lo largo de estos meses. Un blog que me ha dado la oportunidad de abrirme al mundo y ponerme en contacto con otras personas que han pasado por una situación parecida a la mía.

 “Bebiendo limonada” es mi pequeña aportación para mostrar al mundo como afronté un cáncer de mama".

jueves, 17 de octubre de 2013

UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

El 17 de octubre del 2012 publiqué  esta entrada http://bebiendolimonada.blogspot.com.es/2012/10/las-lagrimas-que-sabes-llorar.html.

Hoy 17 de octubre del 2013  no voy a escribir nada porque una imagen vale más que mil palabras











Porque seguimos teniendo motivos para inflar globos de colores y seguir haciéndonos cosquillas.

Gracias Gala 274km, gracias por este regalo!!



viernes, 20 de septiembre de 2013

YO NO NECESITABA TENER UN CÁNCER

Llevaba días con ganas de sentarme delante del ordenador y asomarme por bebiendo limonada. Echaba de menos el sonido del teclado y esa sensación de bienestar que siento al compartir algunos de mis pensamientos.

Prepararme un té verde con una pizca de jengibre (no hay que perder las buenas costumbres), sentarme delante de una hoja en blanco y purgarme el alma. Sí, esa es la definición que más se aproxima a lo que siento cuando escribo.

Tenía ganas de explicaros que por aquí está todo de maravilla, que me encuentro en la fase de “la vida es bella”. Que este mes de septiembre pasé con éxito el segundo control rutinario. Que mis analíticas están perfectas.

Deciros que tener un cáncer es una verdadera putada pero la vida después del cáncer es una verdadera maravilla. Que tengo un montón de proyectos en mente, que mi agenda está llena hasta el mes de diciembre, que estoy exprimiendo al máximo este año, y que poco a poco estoy recuperando mi equilibrio, mi vida.

Existe la absurda creencia que las personas que pasamos un cáncer tendemos a poner nuestras vidas patas arriba una vez recuperadas. Como si la enfermedad arrasara con todo lo que se encuentra por delante y fuera necesario dar un giro de 180º a nuestra existencia.

Pues sinceramente, yo no necesitaba tener un cáncer para saber que comparto mi vida con el chico de mis sueños. Para descubrir que vivo con dos hadas maravillosas. Para saber que tengo la enorme suerte de dedicarme a una profesión que me fascina y que me ofrece la posibilidad de conocer verdaderos héroes y heroínas y poder llenarme de historias de vida fascinantes dignas de ser compartidas con el resto del mundo. Para descubrir que no todos definimos el concepto amistad del mismo modo.

Yo no necesitaba tener un cáncer para saber todas estas cosas porque ya las sabía. 








jueves, 1 de agosto de 2013

FELICES Y SINTONIZADAS VACACIONES

Cuando nos desintonizamos me falta el aire. Cuando nos desintonizamos me cuesta respirar. Cuando nos desintonizamos los días son largos y las horas no pasan. Cuando nos desintonizamos me molesta que me den los buenos días y las buenas tardes. Cuando nos desintonizamos he de hacer malabarismos para mantener  el equilibrio. Cuando nos desintonizamos  echo de menos tus manos y tu sonrisa. Cuando nos desintonizamos vuelvo a recordar que somos de carne y hueso. Cuando nos desintonizamos  busco explicaciones. Cuando nos desintonizamos me faltan los motivos. Cuando nos desintonizamos echo de menos cuando estamos sintonizados.

Cuando estamos sintonizados no importa el porqué. Cuando estamos sintonizados somos invencibles. Cuando estamos sintonizados me encanta dar los buenos días y las buenas tardes. Cuando estamos sintonizados  me pongo el anillo de color rojo. Cuando estamos sintonizados se me llena el estómago de mariposas. Cuando estamos sintonizados sonrío al oír el sonido de tus llaves. Cuando estamos sintonizados la vida es infinitamente más fácil. Cuando estamos sintonizados me sobran los motivos. Cuando estamos sintonizados me encanta que me cojas de la mano. Cuando estamos sintonizados me gusta verte sonreír 


¡¡¡Felices y sintonizadas vacaciones!!! 




viernes, 12 de julio de 2013

QUIEN AVISA NO ES TRAIDOR

Quien avisa no es traidor, llevo tiempo avisándoos pero os habéis confiado. Habéis pensado que no iba a ser capaz, que jamás llegaría el día. Imagino que es normal, es como en el cuento de Pedro y el lobo.  Os lo he advertido tantas veces que os habéis acostumbrado a la cantinela, como esa musiquilla que se integra en nuestro oído y ya no nos produce ningún tipo de emoción.
 Pero está acercándose el día, siento que cada vez está más cerca. Está a punto de llegar el día en que me despertaré temprano, como cada mañana, medio somnolienta me acercaré a la cocina. Como cada mañana, abriré la nevera y sacaré el pan de molde y la leche. Llenaré la cafetera y encenderé la vitrocerámica. Como cada mañana, iré al lavabo, me lavaré la cara y me pondré crema hidratante. Como cada mañana esperaré a oler el aroma del café recién hecho para acabar de creerme que es cierto, que ha empezado un nuevo día.
 Como cada mañana me prepararé un café con leche, pondré las tostadas en un plato y me sentaré a disfrutar del silencio. Como cada mañana iré repasando mentalmente mi agenda del día.
 Pero dentro de poco llegará esa mañana que me levantaré de la mesa de forma pausada, relajada. Recorreré el pasillo que separa la cocina del resto de habitaciones. Entraré en mi dormitorio, sin hacer ruido, de puntillas y sin que se despierte cogeré en brazos a mi yo superwoman. Sigilosamente la iré doblando, del mismo modo que doblaba las sábanas mi abuela todos los sábados por la mañana. Cuando esté bien dobladita, sin pliegues la pondré encima del sofá del comedor, tal y como hacía mi abuela con las sábanas limpias.
 Seguidamente me dirigiré a la habitación de Lucia y de Paula y siguiendo el mismo orden y como si de un ritual se tratara cogeré a mi yo supermami, lo doblaré cariñosamente y lo pondré junto el anterior.
 En silencio y saboreando cada instante iré recorriendo todas y cada una de las habitaciones y de cada una de ellas iré recogiendo a la superesposa, a la superamiga, a la supertrabajadorasocial, a la superhija, a la superhermana, a la supertía, a la supercolega, a la supernuera, a la supercuñada… 
En silencio iré a buscarlas, mientras las voy doblando me iré despidiendo de todas y cada una de ellas. En silencio les agradeceré la visita, del mismo modo que les explicaré que ya no quiero seguir compartiendo piso con ellas, ya no me son útiles, ya no me hacen falta. Les explicaré que quiero volver a ser de carne y hueso, que quiero volver a ser yo la que controle mi respiración, que quiero volver a permitirme el lujo de equivocarme.
 Quien avisa no es traidor, se está acercando el día. Lo siento cerca.

jueves, 20 de junio de 2013

21 DE JUNIO DEL 2013

Ayer alguien me hablo de la gestión de las emociones y de las cinco emociones básicas. Ahora mismo tengo un poco de lío entre que es una emoción, que es un sentimiento, cual es el origen de cada una de ellas… imagino que en unos días cada concepto irá ocupando el lugar que le pertoca.


Yo ahora mismo no os sabría decir si hace un año sentí alegría, felicidad o euforia de lo que estoy plenamente convencida es que me sentí viva, algo jodidilla eso sí pero muy viva. 

Y aunque no me gusta demasiado esto de mirar hacia atrás a veces es necesario y por eso hoy me apetecía recordar que pasó hace un año, aquí os lo dejo. Feliz 21 de junio del 2013.


miércoles, 19 de junio de 2013

LA MIRADA DE TANIA

A veces hay personas que aparecen en tu vida en el momento adecuado. Personas que de pronto se asoman por tu ventana, pican a tu puerta de forma suave, discreta y te recuerdan porque un día empezaste a escribir Bebiendo Limonada.

Muchas gracias Tania por regalarme tu mirada y por recordarme porque me encanta escribir, gracias de corazón. 

Aquí os dejo la entrañable mirada de Tania:

 “Tengo que confesar que lo mío con Bebiendo Limonada fue amor a primera vista. Llegue a él y a ella, una friísima tarde de invierno, cuando mi cuerpo y mi alma necesitaban calor y refugio. Bebiendo limonada me cautivó,  pero sin duda la entrada “Elmundo se volvió a parar”, me abrió el pecho. Me lancé a publicar un comentario, cosa que no había hecho nunca,  necesitaba decirle a aquella mujer, en el otro lado, que yo también había sentido aquello, que hacía mía cada una de sus palabras y que era la frecuencia que yo necesitaba sintonizar. 1000  km nos separaban y ¡por dios!, que cercano sentía todo. A partir de ahí, de esa misma tarde que Yolanda me contestó, el contacto entre nosotras no ha cesado y hasta nos dimos un fuerte abrazo en la Ciudad Condal. Una relación que me enriquece y con la que me quedo porque estoy feliz al lado de los que suman.

Cuando me diagnosticaron cáncer de mama, tenía 37 años, un marido estupendo y dos hijos maravillosos. Una vida perfecta. Hoy, 10 meses después tengo 38 años, el mismo marido que realmente ha demostrado ser estupendo y dos hijos maravillosos que han aprendido que mamá es fuerte y que los dramas son parte de la literatura, no de la vida real. Tener cáncer es terrible, es un horror, pero no es un drama, más que nada porque el drama es un género que no me va para vivir. Yo soy Tania, no Melibea. A mi me va la comedia, a ella la tragicomedia. Yo prescindo de lo trágico y ella se recrea.

Esa es la idea, la esencia de la vida, una vida de calidad,  la que me he propuesto vivir, porque ya sabemos que hay muchas formas de vivirla o de no vivirla, según se mire. Esto fue lo que atrapó del blog, de Bebiendo Limonada, la ausencia de dramatismo y ese canto a la vida, esa vida a la que necesitaba agarrarme con uñas y dientes este verano, otoño e invierno  pasados. Ahí estaba Yolanda, para decirme que sí, que me atreviera, que se podía después del cáncer. Así que no puedo dejar de agradecerte, guapa, tu generosidad por compartir, tus palabras de ánimo, tu disposición para ayudar, tu calidez y cercanía...por representar lo que tanto necesitaba y eso tiene un  valor al que nadie puede ponerle precio.

Siempre me ha gustado escribir, me resulta más fácil expresar con el lápiz que de forma oral. No me confundo si digo que Bebiendo Limonada, fue el empujón que necesitaba para abrir mi blog y contar para todos lo que solo contaba para mi. Así nace Tan dulcemente, un sencillísimo blog donde escribo del cáncer y de mucho más, desde una visión optimista, esperanzadora y positiva, de lucha, de abrazo, de aceptación y de sonrisa.


¿Y qué más puedo añadir…? Ah sí!! que la limonada me encanta!!”


Repito, muchas gracias!!


lunes, 10 de junio de 2013

CREES QUE NO VAS A PODER PERO PUEDES

Ayer me encontré con ella. Nos conocimos hace unos meses de una forma totalmente casual. Nos juntamos unos cuantos colegas para comer, una de esas ocasiones en las que se apuntan amigos de otros amigos, colegas de otros colegas y de pronto aunque no recuerdas que estáis celebrando estás compartiendo mesa con un montón de personas que parece que conozcas de toda la vida.

Ella es una de esas personas que es la amiga de otra amiga. Podríamos no haber coincidido jamás pero no fue así.

Compartimos una larga sobremesa, mantuvimos una agradable charla, nos hicimos alguna confidencia y brindamos varias veces por lo que estaba por venir.

Cuando terminó la velada nos despedimos teniendo la certeza de que no sabíamos cómo ni cuándo pero que de un modo o de otro volveríamos a coincidir. Demasiadas coincidencias.

Hace unas semanas perdió a su marido. Fue algo rápido, desgarrador, inesperado. Un instante devastador que cambió su vida por completo. Él se desplomó, cayó al suelo y ya no volvió a levantarse.

Se fue sin poder despedirse, sin poder mirarla por última vez, sin poder decirle que lo sentía. Que sentía no poder seguir a su lado. Que sentía no poder acompañarla al festival de final de curso. Que sentía no poder cumplir con la parte del trato en lo referente de ver crecer a su hija. Que sentía verla llorar. Que sentía causarle tanto dolor.

Ayer volvimos a coincidir, no llevaba nada preparado, dejé que las emociones tomaran el mando. Cuando nos encontramos no nos dijimos nada tan sólo nos fundimos en un abrazo.

Un abrazo cálido, intenso. Un abrazo íntimo, reparador. Un abrazo entre dos personas que fueron obligadas a bajar a los infiernos. Dos personas que vieron como de pronto sus mundos se descomponían en diminutos pedazos. Dos personas a las que arrancaron de sus idílicas zonas de confort en una décima de segundo. Dos personas que han aprendido un nuevo idioma, una nueva manera de comunicarse.

Sólo alcancé a decirle “Crees que no vas a poder pero puedes” ella me contestó entre lágrimas “Así es, aunque a veces me gustaría no poder”                                                                    

Nos miramos a los ojos, las dos sabíamos de lo que estábamos hablando




domingo, 21 de abril de 2013

LA MIRADA DE ALMA

Hace unos meses tuve la oportunidad de colaborar con ALMA fotografía solidaria. Un proyecto   del que me enamoré en el momento que se cruzó en mi camino. Alma se compone de un grupo de fotógrafos profesionales que, de forma totalmente desinteresada y sin ánimo de lucro, explican historias a través de sus instantáneas. Yo les expliqué mi historia y que quería transmitir a través de sus fotografías y este fue el resultado, aquí os lo dejo espero que os guste:


Puede resultar paradójico que en una misma frase convivan las palabras suerte y
cáncer, ¿verdad? pues en mi historia conviven. Porque no dejo de repetirme que he
tenido suerte de que mi cáncer se haya curado en tan sólo un año. He tenido suerte
porque el cáncer me ha permitido conocer otra manera de mirar. He tenido suerte
porque el cáncer me ha mostrado a una Yolanda que no conocía y a la que me alegro
de haber conocido, pero sobretodo he tenido la enorme suerte de haber tenido cáncer
siendo madre de dos pequeñas princesas.

A veces, el cáncer te arrebata la posibilidad de ser madre de forma natural. Es otro de
los posibles efectos secundarios de la quimioterapia, la pérdida de la menstruación.
Yo no tenía ni idea hasta hace un año. Por suerte, cuando me diagnosticaron la
enfermedad yo ya había sido madre de dos niñas. Dos niñas valientes y risueñas que
me ayudan a sacar lo mejor de mí cada día y a intentar ser mejor persona.

Cuando me planteé colaborar con el proyecto de Alma tenía muy claro el enfoque que
quería transmitir a través de mi historia. Porque mi historia sin ellas no hubiera sido la
misma.

Cuando me diagnosticaron cáncer de mama, Lucía tenía 3 años y Paula 9 meses.
Los días posteriores al diagnóstico fueron días llenos de incertidumbre, días de no
saber, días grises y llenos de dudas. En esos días, de lo único que estaba plenamente
convencida era de dos cosas: mis hijas no iban a vivir al margen de esta experiencia y
no lo iban a hacer desde la angustia y la desesperación.

Mis hijas me acompañaron el día en que me dieron el diagnóstico de cáncer. Mis hijas
compartieron el momento en el que mi chico me rapó la cabeza. Mis hijas estaban
conmigo el primer día que salí a la calle con pañuelo. Mis hijas prepararon conmigo
el pastel con el que celebramos el final de las sesiones de quimioterapia. Mis hijas
estuvieron presentes en todos y cada uno de los momentos que el cáncer nos ha
obligado a vivir.

Ellas, junto a mi chico, han tenido un papel protagonista en esta historia. Me he
mostrado ante ellas segura y valiente, aceptando con entereza este revés que nos
daba la vida pero sin bajar la cabeza en ningún momento. He aprovechado esta
experiencia para enseñarles que la vida a veces puede jugarnos malas pasadas, pero
que siempre está en nuestra mano decidir cómo queremos vivir nuestra historia.














 Gracias Alma, muchas gracias por darme la oportunidad de rendirles tan bonito
homenaje a mis chicas. Gracias de todo corazón.



sábado, 23 de marzo de 2013

EL PRIMERO LO GANARON ELLOS, EL SEGUNDO NO.


Ella cruzó mares y océanos hasta encontrarlo. Él esperó pacientemente su llegada. Ella le llenó la casa de flores de colores. Él le cocinaba chipas. Ella volvió a dormir plácidamente a su lado. Él la acurrucaba entre sus brazos. Ella recuperó la serenidad perdida. Él la salvó de un mundo que la hacía sentir pequeña. Ella dejó de tener miedo. Él dejó de tener frio. Ella le dejaba acariciar sus rizos de color azabache. Él le devolvió la sonrisa que le habían escondido. Ella le hacía fotos sin descanso. Él jamás le negó una sonrisa. Ella soñaba con cuidarlo cuando pasasen los años. Él fantaseaba con envejecer a su lado. Ella hubiera dado la vida por él. Él hubiera muerto por ella. Ella enfermó demasiado pronto. Él lo dejo todo para cuidarla.

Coincidí pocas veces con ellos, tampoco me hizo falta más para darme cuenta de que estaban hechos el uno para el otro. Nuestro encuentro fue breve pero jamás olvidaré sus miradas. Él la miraba con todo el amor el mundo. Ella lo miraba con amargura. La amargura de saber que en breve lo iba a dejar solo.

La muerte les había tendido un pulso, el primero lo ganaron ellos. El segundo no.

Ella se fue hace unos días. Él perdió lo que más quería y yo sólo puedo desearle que sus días pasen rápido. Que su vida sin ella sea lo menos tormentosa posible. Que dentro de un tiempo consiga recordarla sin sentir un nudo en la garganta. Y que el aroma de sus flores le hagan la vida un poquito más fácil.




domingo, 3 de febrero de 2013

GRACIAS POR VENIR


Cuando me enteré de que tenía cáncer construí una confortable cabaña y allí me fui a vivir. En los meses siguientes y con gran esmero fui pintando sus paredes con colores suaves y cálidos, paredes en las que colgué bonitos cuadros y posters de algunas de mis películas favoritas. Conseguí algunos muebles que estaban muy bien de precio y otros por los que tuve que pagar grandes sumas de dinero. La llené de fotos llenas de sonrisas y de velas de colores.  La decoré con sumo cuidado y dedicación. Durante esos meses intenté que mi cabaña estuviera siempre limpia y ordenada, que cada cosa estuviera en el lugar que le correspondía y que fuera de fácil acceso. Cuando notaba que me faltaba aire, abría un poquito las ventanas, lo justo para airear las estancias pero sin dejar que entraran fuertes vientos. Las habitaciones eran muy luminosas, aunque en alguna ocasión necesité bajar las persianas para que la luz no me cegara. En las noches de tormenta encendía la chimenea, me preparaba un reconfortante te verde, me ponía algún CD de mi música preferida y me sentaba a admirar como se iba consumiendo lentamente la leña que prendía. He pasado horas y horas admirando esa imagen, tiene un gran poder reparador sobre mí.

En mi cabaña me sentía a salvo de situaciones que me pudieran desestabilizar y  de aquellas emociones que no me sentía capaz de gestionar. En mi cabaña lo cotidiano era que la vida transcurriera sin grandes sobresaltos, que las agujas del reloj fueran comiéndose las horas y que los días dieran lugar a las noches y así repetidamente.

A veces cuando vivimos experiencias muy intensas corremos el riesgo de quedarnos atrapados en ellas. Yo no quiero eso para mí, ni para ti y mucho menos para ellas. Yo no quiero quedarme atrapada en esa cabaña que tan bien me ha cobijado durante estos meses pero en la cual ya no tiene sentido seguir viviendo.

Bebiendo limonada nació fruto de una gran necesidad. La necesidad de buscar refugio en una noche de tormenta. La necesidad de poder expresar todo aquello que mi boca no se atrevía a pronunciar. La necesidad de compartir con el resto del mundo una de las experiencias más intensas de mi vida. La necesidad de gritar mi enfado. La necesidad de volcar mi rabia. La necesidad de encontrar respuestas. La necesidad de asimilar todos los cambios que se estaban produciendo a mi alrededor.

Ahora, en estos meses en los que ha vuelto a salir el sol, lo que siento es una inmensa necesidad de tomar distancia. Necesidad de alejarme de todo esto. Necesidad de seguir adelante. Necesidad de empezar a andar hacia otra dirección. Necesidad de retomar mi vida sin cáncer. Necesidad de empezar a crear una nueva cotidianidad. Hoy ha llegado el día de dejar mi cabaña.

Y aunque no me manejo demasiado bien en esto de las despedidas no quería irme sin daros las gracias. Gracias, gracias y mil gracias a todos los que me habéis acompañado tan bien durante estos meses y habéis hecho posible que esta experiencia fuera mucho más llevadera, gracias de todo corazón.

Sin más, le doy paso a esa vedette que llevo dentro y me despido de todos y cada uno de vosotros con un sincero ¡Agradecida y emocionada solamente puedo decir gracias por venir!




viernes, 4 de enero de 2013

HOY HACE UN AÑO


Hoy hace un año que entré por la puerta de la consulta de mi ginecólogo. Hoy hace un año que me senté delante de él. Hoy hace un año que me miró intentando encontrar las palabras adecuadas. Hoy hace un año que se me paró el mundo. Hoy hace un año de aquel instante que me introdujo en un mundo que desconocía. Hoy hace un año que empecé a tener un intenso dolor de cabeza que duro tres días. Hoy hace un año que por unos segundos dejé de respirar. Hoy hace un año que inicié un camino que no tenía vuelta atrás. Hoy hace un año que “alguien” entró en mi casa, cogió mi vida, la metió en una caja y la subió a la cima de una montaña. Hoy hace un año que entré en un mundo de palabras sin significado. Hoy hace un año de momentos difíciles de describir. Hoy hace un año que viví una de las experiencias más amargas de mi vida. Hoy hace un año que en mi vida se hizo un punto y aparte.

Hoy hace un año que descubrí que tenía superpoderes. Hoy hace un año que empecé a hacerme más fuerte. Hoy hace un año que cambié mi escala de prioridades. Hoy hace un año que aprendí a quererme mejor. Hoy hace un año que empecé a beber limonada. Hoy hace un año que me levanté de esa silla. Hoy hace un año que salí de la consulta de mi ginecólogo y empecé a luchar.

Hoy hace un año y parece que hace siglos, imagino que es buena señal.